Eres

 





Eres
el destello, que me ciega
el bosque, que me pierdo
la armonía, que me explora
el cuerpo, que me alza
el jardín, que me aflora
la música, que me encanta
esa poesía, que me vibra
esa poesía…
que eres.


© José Ángel Pineda


Amo tus sonatas





Amo tus sonatas

Amo tus partituras, tus piezas,
tus composiciones musicales,
las secuencias en tres, en cuatro
en dos.
Amo tu desarrollo espiritual,
tus frases intensas, sutiles, furiosas,
tus cadencias y las formas profundas
de tus sombras dilectas, queridas,
preferidas…

Amo tus exhibiciones en silencios
las posturas, las variaciones
las simplezas, las diversidades
los intrincados laberintos.

Amo el desorden de tus movimientos
corporales,
las confusiones entre lo derecho
y de revés,
lo hermoso de la pieza
en que das vueltas.
Amo tus temas, las notas
en la piel, en los descuidos,
las voces
de tus manos fascinantes.

©José Ángel Pineda.






Profundis




Profundis


No me explico
porque se congeló un beso
comunicante, sapiente del deseo
en cualquier parte,
tampoco la mirada
de mis ojos no muestran nada
según la perspectiva
de tus manos,
de tu pensar profundo
en mis escritos…
más, sí lees los escritos
que te ofrezco mujer
de una manera intensa,
encontrarás en ellos
la verdad que se esconde
entre esas letras…
y sabrás que te amo
de un modo distinto
a los que quizá te amaron.

©José Ángel Pineda

Ganas de mi amor

Ganas de mi amor,
esa alguien que me importa,
que me importa
porque sí, que me da ganas
porque sí, que sí me importa,
darle ganas de las ganas
de todo lo que me da ganas,
que también le dan las ganas,
de esos todos tan íntimos
de enrollarnos, de quebrarnos,
de abrazarnos hecho un rollo
de pasiones…
de acariciarnos las ganas
de importarnos, de intimarnos
en lo que se nos venga en ganas.


©José Ángel Pineda

Un mundo



Un mundo

Construir un mundo
muy completo,
que no falte el aire
ni la brisa,
que no falte la luz
ni una sonrisa
cada día,
que no falta el alimento
cada día,
que no falte el amor,
que no haya fríos
por las noches.


©José Ángel Pineda

Las lenguas






Hablan las malas lenguas
de gentes, de la gente
y al revés.

Hablan las buenas lenguas
del placer
en el cielo
de la dulce gloria,
las buenas y las malas
lenguas, son las mismas,
solo que con diversidad
del alma nuestra,
se muestra
y se alterna divina,
en la belleza
de la poesía.

©José Ángel Pineda

Amo



Amo
Amo tu conocimiento abierto,
Amo tus estrellas fugaces,
Amo tus acciones estoicas,
Amo tus cimientos flotando,
Amo tus entrañas expansivas,
Amo tu piel tranquila, cautelosa,
Amo tu miel dispuesta, expuesta,
Amo tu luz intensa, penetrante,
Amo tus secretos, tus intimidades,
Amo tus pasiones, tus fantasías,
Amo lo que amas, tus disparates,
Amo tus mentiras, tus locuras,





Amo tus deleites, tu ternura,
Amo tus encantos, tu hermosura,
Amo tus engaños, tus infamias,
Amo tus astucias, tus dobleces.

Amo tus cambios repentinos,
como un timón loco de lunares,
que les llaman defectos por errores.

Los deslices son ciertos y que ocultas,
los descuidos te sobran, le llaman
algunos despistados: desaciertos.
Amo tu pensamiento, tus acciones
dicen cosas hermosas, Y de otras.

Amo tu hablar, el ingenuo, el picante,
las entrañas, las almas profundas
esenciales, tus entidades, tus ideas
erráticas como vuelos de moscas.

Amo que tengo la evidencia
de acusarte de amar sin límites,
desde el principio de todos los principios,
hasta el final de todos los finales.


©José Ángel Pineda.

Sentir



Sentir

Algo está pasando,
que está sucediendo,
que te estoy amando,
que me estoy valiendo
de tus sentimientos.

Que te estoy robando
todos tus buenos momentos,
que estoy de mi vida apartando
tus sentidas penas.

Que estoy dentro de tus venas,
navegando, llorando y cantando,
riendo de mis penas y sentires.

Manos que caminan,
brazos que calcinan,
pecho que resalta la luz
de un universo, nuestro verso
que se palpa y se agita
y termina y sigue y gira
jadeante y dichosa,
la hermosa pasión de una rosa
exquisita.

©José Ángel Pineda

Ritual


Ritual

Suprema mística religiosa,
candorosa, reflexiva, suficiente,
aliciente caricia que me coge,
y emergen punzadas en mi ombligo.

¡Cómo sudas subiendo,
bajas frías sin chal!
el mal anima
al animal nocturno,
y una mano vuela
y unos pies se entrelazan
en la noche, que se funde entre
la espiga que penetra en medio
del umbral, y los labios ardientes.


©José Ángel Pineda

Sensaciones





Pies y manos
para elevarse, no sirven alas
para erigir el ánimo al vuelo,
no existen, además.

Mirada profunda al agujero
no permitido, cohibida y aprisiona
instantes de vida eterna,
muerte perfecta sin piernas,
una fuga, una gota que escapa
de la punta de los dedos sin manos,
desde la cabeza brotaban gotas
de gota en gota,
y una creciente de aromas,
raras veces,
correrse es un milagro efectivo,
y mis días oscuros
son tus noches de espanto,
pocos momentos de ira,
y muchas
tragedias neuronales,
pienso en trepar al romance,
subir al idilio, el verso
de las bisagras

©José Ángel Pineda

Luces de miel


Luces de miel

Ojos de la mar refulgentes,
como luces de miel
brillan viscosos,
tengo ganas de cosas,
de las rosas
que pretendo y que no,
no sé por qué.

Siempre es lo mismo.

Las estatuas vírgenes
caminan
curiosidad y caprichos,
amantes del amor,
ya no hay con quien,
ya no es como antes,
pero son tan románticas
las pretensiones
como una tierna necesidad
que me acompaña.






He de apartarme
de quien me quita la sonrisa,
la tentación de una caricia
y de alguna delicia, que sobre
en algún lado.
Instantes idos,
perdidos en la luna,
en una fresca mocedad
de la loca locura
que ya no volverá.


©José Ángel Pineda

Las miradas I José A Pineda




Las miradas

Disfruto leer las palabras y versos,
que van reapareciendo en nuevas liras,
cubriendo el alma, cubriendo las heridas,
el suelo y el consuelo de las vidas.

Y entretenidas conformando estrofas,
las miradas se besan,
las miradas se tocan,
las miradas se entienden,
las miradas son ellas.

y

los versos se tientan, me sacuden,
te vibran, nos estremecen, y enloquecen
las miradas que se miran,
las miradas que penetran
las miradas solo son miradas
cuando lo dice todo…
confío en las miradas…
que se miran y sabemos;
no mienten.



©José Ángel Pineda

Siempre

Las cosas de la vida,
el vuelo sin alas
que no alzaste,
el espacio posible,
la sombra en tu nido,
el pecho que se aprieta,
mis manos navegantes,
mi fuego en tus encantos
que son muchos, por tanto
me siento complicado
en tu vida, queriendo
que me quieras, es intenso
el intenso frío angustiado.

Cuando te duelan
las carnes, las nostalgias,
las preocupaciones,
sin cobijo, sin abrazos sinceros
de una música.

Los poemas con alma,
en la pintura en una piedra,
se entremezcla, entre el centro
y el cerro, imaginarios, ciertos
y extraños, como extraña las cosas
vividas contigo, de verdad
me necesitarás, no se cuando
ni sé en qué condición,
estaré siempre a tu lado
de cerca, de lejos…

En las pasiones, en las necesidades
espirituales, en las dolencias, en los deseos
de tu voz, de tus ecos profundos
en los llantos en silencio

Estaré siempre en todo tiempo,
cuando me necesites.
Siempre.






©José Ángel pineda





La poesía es cuerpo



La poesía es cuerpo



La poesía es cuerpo
cuerpo en los amores
amores muy amores
amores de lo cierto


Deseo que acrecienta
acrecienta con creces
creces, pero no lo haces
haces y no te creces
lo caído del lirio
lirio que es un delirio
delirio que nos quema
quema los dedos arden
arden los pies y manos
manos que son delicias
delicias tersos pies





pies que saben se mueven
se mueven se deslizan
deslizan saben piensan
piensan y sienten pisan
pisan voltean giran










Y giran con las manos al revés
al revés de frente de perfil
perfil de algún cuerpo penetrante
penetrante como Esas miradas
miradas de las almas celestes
celestes las ondas sensaciones
sensaciones que pellizcan tientos
tientos de memoria de los vientos
los vientos cosquillean armonías
armonías sonatas milagrosas
milagrosas palpitan las canciones
canciones con la garganta sedienta

Sedienta, se humedece y se calienta
se calienta con el ritual nocturno
nocturno como ese tema de notas
notas que brincan encienden las pieles
pieles de buena madera y vibrantes
vibrantes armoniosas delirantes
delirantes pasiones de belleza
belleza solamente en los amantes
amantes con paciencia desnuda
desnuda con los ojos cerrados
cerrados los ojos de la noche
noche que va pasando con encantos
con encantos abiertos y gemidos
gemidos y llantos que estremecen








¡Hasta que un grito muy profundo
despierta la mañana luminosa!

© José Ángel Pineda

Glamour




Glamour

La elegancia al hacer una estructura
que combine la casa y el jardín,
no es cosa de arquitectos de carmín
y que no saben nada de hermosura.

El estilo es el toque de ternura,
es la belleza, y prima como fin,
y el decorado es frescura, sinfín
de una fragancia de excelsa locura.


El glamour, un diseño cultural,
como bella armonía, sin impactos
que duelan, la elegancia del umbral.

Los exquisitos y fragantes tactos,
lo sencillo es hermoso y natural,
cuando nuestro plan es amar los actos.

©José Ángel Pineda

Ella





Ella

Y su enérgico destello
y es monumental,
hermosa
y con pasión muy fogosa
pone a sus afanes
sello.
De muy esbelta figura,
cuerpo firme,
brazos de oro,
en mi pensar atesoro
un recuerdo de censura,
y acariciar su cabello
en una fuente aceitosa
suena siempre deleitosa
la música de lo bello.





Sus posturas incitantes
sobre todas las cuestiones
enloquece mis pasiones
de locuras incesantes.
Y en su cuerpo, y su diseño,
y en su mente afanosa,
no he visto mujer deseosa
tan segura de su empeño..




la frescura de sus labios
en sus centros de locuras,
y su irredento proemio
manda al traste las censuras
de un mesurado bohemio.

©José Ángel Pineda

¡Quién tuviera la ternura!



¡Quién tuviera la ternura!
en las pieles de un cantar,
sobre las gracias de amor
que gustan de un rico pan!



¡Se acercan rítmicamente
arpegiando alguna lira,
en una musa cualquiera,
con la mirada exquisita!


fresquecita de cristales
manantiales de sonrisas,
lo natural, lo salvaje
que convida a la delicia.



Y suspira ante el ardor
y que no llega con prisa
y se queda a departir,
y se va, siempre se queda


como una loca impaciencia
se complacen las estrellas,
está muy corta la noche,
y hay un fuego que atizar.


Hay que jugar en la danza
que son palabras, las lenguas,
voces que avivan el fuego
y que calientan las sombras,


Ojo de un pie, de una pierna,
y que otro ojo atrae al centro
de una mística pupila,
profunda como miradas,


como de unos pies que suben
como los ojos de un pie
como los otros que sienten
como que ven al revés.

©José Ángel Pineda

Dentro del amor





Habitan peregrinos que se buscan
en una oscuridad superlativa,
en una canción tan intensiva,
tan perfecta, exhaustiva, profunda
las voces que sienten, y se tocan
los sonidos con música genuina,
sincera, natural y verdadera,
como ritmos que se ven danzando
en una distancia sin medida.
Un tiempo sin tiempo
está muy adentro
de un sentir profundo.

©José Ángel Pineda

La noche

La noche que esperaba la mañana. Cantaba
la noche. Se abrigaba en la noche. Amaba
la noche. 
La noche recitaba un poema
para adentro del alma de un dilema.
El llanto brotaba de una triste fuente,
como la sonrisa de una bella ausente.
La alegría y la tristeza de una gema,
el retoño de un tronco que se crema.
La mañana que tanto deliraba. Fantaseaba
el sol que ardiente discrepaba. Quemaba
con la brisa que la frente acaricia. Delicia
del fastidio que odia al amor. Envicia
a la pasión que se derrama en llanto
y la sonrisa del mañana
que cree la noche
es la tristeza
en dulce canto.

©José Ángel Pineda

Oda a la vida




Oda a la vida

El canto es una piel al descubierto
en medio de la ciertas
pesadillas de sueños descubiertos,
y donde las verdades son inciertas,
como la vida misma complicada
con un leve sentido,
incierto,  y no entendemos nada
de lo que duele un corazón herido,
y la tragedia abunda a borbollones,
es algo que sentimos,
que ni idea tenemos y decimos
que siempre pasa en todas las visiones
¡Qué brote el agua viva de la llama!
que surjan los encuentros,
salgamos desde adentro,
buscando algún afuera,
una gota por día,
una canción vestida de alegría,
desde el fondo del alma vibrará
la belleza de una dulce armonía.

©José Ángel Pineda

La Gracia




Habita en tu paraíso
el esplendor
la luz, la melodía, la flor,
los dedos girando vertiginosos
como remolinos íntimos,
la gracia, la ternura,
el candor, la dulce sensación
de sentir el talento
de las diosas en movimiento
perpetuo…
en cielos explorados
con ecos, voces, suspiros
silencios, suaves paredes
que aprietan el grito
la calma,
la suavidad, la caricia
del viento, el soplo perfecto
que apenas roza la delicia
del pensamiento,
que levanta lo sensible
dispuesto a lo incomprensible
de la Gracia.

©José Ángel Pineda.

Se fue





Se fue


Se fue
Como se van las glorias
Se fue
Como una llama ardiente
Se fue
cómo se van las llamas
Se fue
Con toda la ambición
Se fue
y aunque nunca estuvo
Se fue
y aunque nunca fue
Se fue
y aunque hizo daño
Se fue
Como una ilusión
Se fue
Como una ternura
Se fue
Con todas sus mentiras
Se fue
Con todos sus deleites
Se fue
Porque era necesario.
Se fue
Sin tanto ruido.

©José Ángel Pineda

Verdad de amor




Verdad de amor

Eres el pez que nace del ejido,
eres el manantial que emerge del desierto,
eres la luz que brilla en los inciertos,
eres el girasol que germina en los peñascos,
eres el pienso donde dar es lo que pienso,
cansada de tanto amar, amas las formas,
cansada de tanto amar, amas los cuerpos,
que sabes cómo el agua,
que cantas con los ojos
y estás siempre en mi vida
repleta de ilusiones,
de algo que no fue.
que anhelo aún, la choza
y la alfombra verde
del siempre ermitaño
que he sido, que fui siempre,
siempre viendo lo hermoso,
siempre viendo lo bello,
siempre observándolo todo,
ciego y engañado y seducido,
porque estás cerca y lejos, inquieto
y fascinado porque sé es que cierto
que me amas
me bebo esa mentira
a sorbos de locura del cielo
que me invento con ternura.

©José Ángel Pineda

Amanecida



Amanecida

Yo te canto con las voces de otros,
huelo tu piel exquisita de hembras,
madrugada, nueva amanecida
en mis ojos, como siempre tiemblas.

Entra a la medida cada vuelta,
con pasión que no gasta diamante,
en mis piernas enrollo mis tripas,
y mi piel irradia el sol demente.

La madrugada, me golpeo el alma,
me lanzo desde un armario viejo
de la parte más alta,
y encuentro solitario
al piso,
siempre pasa.

©José Ángel Pineda