Con constancias
medito siempre
en la demencia...
sin clemencia , el ideal delirio,
la soledad es el mejor verbo
de la ciencia conjugada
en presente...
no importando el gerundio
del pasado
ni el adjetivo fatal
futuro incierto...
Lo importante es el experimento
la expericia, la paciencia, el entorno
de haber sido bullicio en el ambiente,
la concurrencia sádica...
haber sido brutal y despiadado...
sobre todo en la vida de un cabello,
la esencia de lo bello, esa dama, ese ajedrez
de cama, de mesa, de silla, de postura traviesa
con la pieza adecuada al movimiento,
con las formas diversas y el tamaño.
Despiadadas, amadas, salvajes, inteligentes
cruentas, violentas, con pinceles que besan
que muerden los colores más puros,
esas todas mis mujeres extrañas, fastidiosas
con solo dos colores;
ese blanco que muerdo
ese negro que muerdo
con mis manos de fuego
mi corazón sin inquieta
cuando me dices; luego...
y formarse el carácter, después de ser de un vicio
y el vicio natural , la denudez de roca
dura con sentimiento eterno y la mirada loca
que no pasa I pero suele quedarse
habitando el pensamiento
traspasando la piel sedienta
con mil lamentos
el silencio que escucho es prodigioso
siempre que uno se depierta al ver aquello
y tocar el cielo con los labios
y meditar profundo concentrado
en la imagen de Venus.
justo sobre la cima de ese monte perfecto.
Meditando los gritos del silencio
la soledad I la mejor compañía
el sexo má profundo, sin palparlo
mis ojos, las miradas sensuales
de ángeles contentos, las lágrimas
que brotan de los cuerpos.
©José Ángel Pineda ©Creatividad poética