De ese cantar tan sereno,
como la risa bien dada,
como una mujer muy tierna,
cualquiera se enamoraba.
con una pierna pendiente
con la otra pierna escuchaba
escuchaban mis cantares,
era una mujer bien dada.
Siempre la quiero de veras,
siempre la tuve en mi mente,
y siempre estuvo con otros,
siempre de veras, la quise.
Me bota de todos lados,
desamorarme no puedo,
y aunque me tire a la calle,
la sigo porque la quiero.
©José Ángel Pineda ©Creatividad poética